10.6.08

SPICE D E F

Dill
Aroma que penetra, recuerdos de infancia; un Dios sin manos que crea el mundo a través de los sentidos, aquellos que me hacen aspirar lentamente la creación divina. Una pizca y nada mas, cuidado con él, es como la nitroglicerina de las bombas; simple creación que da sabor y olor a la vida; casi alucinógeno mezclado con agua caliente y lejanas imajenes de musulmanes tomando te, y aquella música que evoca una sensualidad vetada, velada, pero al fin de cuentas esa sensualidad de tus labios lo suficientemente cerca de los míos para ser una de las mas inverosímiles de las tentaciones; sensualidad en tu mirada, en tus manos que lentamente se deslizan por mi cara, y tiernas palabras de amor convertidas en un susurro que todos los amantes entienden, miradas ocultas y roces prohibidos, componentes de la sensualidad que deberán ser usados con precaución en aquel juego sensual como en aquella olla en la que se cuece el amor las pasiones y la sopa.



Epazote
El sabor de mi tierra concentrado en hojas secas, verde que evoca a los ancestros, olor a copal y a elotes, maíz como de lo que fue hecho el hombre; sabor a salsas, a leyendas de volcanes, a huapangos, a sones, a los amigos y un tequila, a aquellos días que tan solo despierto para maravillarme de la tierra en la que nací; al caer el sol en una calle empedrada, tomando tu mano y dejando que el olor de aquella olla gigante con tintes amarillos y de ese anafre que exhala los vapores de el maíz, inunde el aire; sentados tú, yo y los cuates en la banqueta viendo el atardecer como miles antes de nosotros lo han hecho y se han enamorado al amparo del maíz, de ese especial sabor que le hemos tomado a la vida como una buena salsa y un buen mezcal los viernes, el sabor de mi lengua, de esa variante del español que hablo y del amor que le tengo a esta tierra de verdes matices, desde sus campos hasta sus ollas.




Fennel
Sabor a la colonia, aquel sabor de antaño cuando aún se guisaba con dejos del barroco, sabores de antaño para aligerar aquel penetrante sabor a chile. Complejidad en rama carente de aquel olor que distingue a los condimentos, reduce los sabores como un pequeño ladronzuelo, como aquel beso que me robaste y me dejaste sin aliento, como aquellas palabras que me roban tus ojos, como el abrazo que te robo y llena mi corazón, como llena el estomago sin hacer tanto daño. Ladrón de sabores, de olores, de vidas dedicadas a la cocina, de manos cansadas de batir, para que con dos pizcas el sabor se extinga, se guarde en aquellas hierbitas y explote en la boca como mi amor por ti que, después de ser amor robado, amor oculto y amor prohibido, explotara en nuestros brazos harto de ser contenido; como el sabor a siglos que, cansado de robar los saboes, ha explotado y casi desaparecido de aquella cocina que cada día mas carece de complicaciones barrocas y evoluciona dejando casi en el olvido a nuestro pequeño ladronzuelo de historias, de amores, de sabores de cocinas, de mágicas historias que hartas de ser cautivas explotan y aparecen de donde aparentemente nuestro ladrón no había dejado nada.

1 comentarios:

Blogger Natalia ha dicho...

continuación erótica de las especies, un ladrón se ha robado los fuertes sabores para grabarlos en frases. Descripción suave de la tierra latina.
¡rebonitoooooooooo!:P

10/6/08 20:03  

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