23.2.08

Letras psicóticas


Florecían delgados pétalos de rosas en tus ojos, apasionantes, incandecentes, casi quemantes. Aumentaba la presión de mis pulgares y crecía el azul que nacía en tus labios. Azul de un cielo triste de verano, azul de mar en calma, casi azul de muerte. Los nuevos colores que adquirías desentonaban con la habitación blanca. Tu azul era frío también después de todo, pero amenazaba con agrietar la paz del entorno.Al principio me costaba mucho mantenerte inmóvil aún aplicando todo mi peso (una burla comparado con el tuyo por el deterioro de los últimos años). Mejores ocasiones había conocido mi cuerpo sobre el tuyo. Me sacudí contigo sin soltar tu cuello, hasta que tu lucha cesó y lo único que reinaba en el espacio era el aire luchando por volver a ti.Comencé a sentir como si mis manos fueran a pasar el límite de tu piel perforando tu garganta. Fui eliminando la presión, tu cabeza cayó sin fuerza sobre el piso. Tu cabello negro se extendió sobre el piso como hiel surcando la nieve, enmarcando tu rostro de colores sin vida. Me desconcertaban tus ojos desorbitados mirando al vacío y preferí cerrar tus párpados con mi mano. Me estremecí al sentir un frío vapor que comenzaba a cubrirte y me quité de encima.Te contemplé por unos segundos, había marcas profundas en tu cuello. Marcas de abandono, de luz ausente, marcas de momentos perdidos. Empezaba a faltarme el aire, me levanté y caminé hacia la ventana. Respiré un poco de las pláticas que rondaban la atmósfera del jardín y clavé mi mirada en ti. Me regalabas una imagen tan bella entre toda la inmundicia de aquel lugar que no pude evitar sonreirte, aunque parecías no prestarme atención ya, como siempre al final de nuestros encuentros.El ruido de la puerta al abrirse me tomó por sorpresa, nada agradable. Supe entonces que por ese día tu y yo no nos veriamos más. Irrumpieron en mi espacio tres personas de blanco, y caí en la cuenta de que yo iba de blanco también. Te hacía más especial aún no lucir como todos nosotros. Atravesaron la habitación como si no fueras importante y yo intentaba fundirme con las paredes para que no me llevaran lejos de ti. Me deslicé sobre mi espalda, abracé mis piernas contra mi pecho y canté una canción para ti.Después de unos instantes me di cuenta de que me movía, no por mi voluntad. Me llevaba un hombre de cada brazo y mis pies apenas rozaban el suelo. La mujer de blanco encabezaba el discreto despliegue de patetismo por los pasillos. La segunda vez que levanté la cabeza, me vi reflejada en las puertas metálicas de un asensor. Volví en mi y los recuerdos atravesaron mi mente a una velocidad increible: No te agradecí por la visita, no te dije cuanto te queria ni me aseguré de recordarte que te esperaba con gusto cuando quisieras volver.Me acomodaban en una cama, en una habitación muy familiar y blanca también para no perder la costumbre. Entonces no pude evitar sonreir pues entendí que volverías, yo siempre te esperaba y tu siempre volvías a mi. Sólo debería recordar lo mucho que había por contarte, agradecerte y decirte cuanto te quiero.


Aquí les dejo un cuentito que me inspiró mi exposición sobre la batalla de Trafalgar, no sé por qué... no esperen encontrar una relación entre Trafalgar y mi cuento... Espero opiniones porque hasta la fecha como que la gente no sabe que decirme cuando lo lee... Gracias, no lectores, que les sea leve. Pis'n'lob


Caro

2 comentarios:

Blogger D'Janis ha dicho...

yo sólo cometé y comentaré lo comentado...me da gusto que ya no tengas temor de enseñar lo que escribes, pues siempre he pensado que vale la pena..aunque siga sin entender que trataste de decir con el creepy cuento.
Saludos

24/2/08 20:25  
Blogger Ernie ha dicho...

A través de la cerradura se filtra una luz índigo que aspira a narrar este texto.
Está relindo expensive! muy fuerte, muy aislado (da!)

24/2/08 20:55  

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